Según Santos Guerra,
citado por Susana Avolio de Colls (2006), en su libro Enseñar y Evaluar “El diagnóstico es una radiografía que
facilitará el aprendizaje significativo y relevante, ya que parte del
conocimiento de la situación previa, así como de las actitudes y expectativas
de los estudiantes”. Esta evaluación se logra a través de instrumentos que
reflejan lo más fielmente posible la situación
real del estudiantado, se obtiene la información del proceso de aprendizaje y a
partir de ello, se mejora, generalmente esta evaluación se produce al inicio y
a mediados del proceso. La misma tiene como propósito tomar decisiones pertinentes para hacer el hecho educativo más eficaz, evitando procedimientos inadecuados, este proceso pretende
determinar si los educandos poseen los
requisitos para iniciar el estudio de un curso o grado y en qué grado los
estudiantes han alcanzado ya los objetivos que nos proponemos en un proyecto o
período determinado (conocimientos
previos, habilidades, destrezas, otros).
De acuerdo a lo expresado por la investigadora María Antonia Casanova, en el portal web educarchile “El
procedimiento de la evaluación diagnóstica consiste en identificar la realidad
de los estudiantes que participan en el hecho educativo, comparándola con la
realidad que se pretende sus objetivos, requisitos o condiciones.” Por lo tanto
la información derivada de este tipo de evaluación es muy valiosa para los
docentes y para la efectividad del proceso educativo. Es por ello que es
fundamental desarrollar de manera eficiente el proceso de evaluación
diagnóstica a inicio del año escolar destinada a conocer las habilidades y destrezas en los aspectos: Fisiológico,
Socio- económico- cultural, motriz, afectivo y cognoscitivo. En especial el
conocimiento en las áreas instrumentales como la lengua escrita y el
pensamiento lógico matemático para el estudiante de primaria.
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